Aquella tarde de verano, sentado
junto al viejo roble y leyendo una poesía,
Llamó mi atención un suave sonido…
La voz de aquél recuerdo que de
ti me hablaba.
Y me acomode apoyándome en aquel árbol,
dejando que la brisa me acaricie el rostro, y junto al cantar de los pájaros en
vuelo, decidí quedar inmerso en el pasado, aunque fuese por un instante.
Te vi. Allá estabas tú. Con tu
cabello que reflejaba el dorado sol y que bailaba como jugando con el viento. Allá
estaban tus ojos… profunda mirada celeste, infinita como misteriosa…
Yo me acercaba lentamente, y tú
rías sonrojada.
Cómplice la tarde dejaba un
suspiro en el cielo, solo para que nuestras almas se juntasen en un beso.
Allá, a lo lejos te perdiste
entre las flores y los cerros… no te distingo, pero te siento.
Ahora aquí te recuerdo. Con cada
poema que me brota del pecho y se vuelve tiempo; un tiempo para añorarte
eternamente.
3 comentarios:
Hola mi querido poeta, que belleza de poesía, describes tantas imágenes con tus palabras, que es muy fácil imaginar una escena, pude verte bajo el árbol con un libro en las manos, luego caminar hacia ella con tu dulce sonrisa, el aire perfumado de flores meciéndose en el viento,una dulzura echa poesía, precioso valle de flores rodeado de cerros, tus palabras y la imagen son magia para el alma, no hay placer mas grande que leer un bello texto tan bien, construido, suave delicado,muy tierno como tu alma.
Un abrazo muy fuerte con todo mi cariño, que tengas una linda semana amigo mío es una delicia leerte eres adorable.
Francisco muy sensible su poema
Saludos desde Abstracción texto y Reflexión
Hola mi querido y estimado amigo, mientras tomo mi café escucho tu música y releo tus bellas letras, sabes tal ves suene tonto lo que voy a decir pero de que abriste este blog, me siento muy acompañada.
Un abrazo muy grande con todo el cariño del mundo, que dios te bendiga amigo del alma que tengas un hermoso fin de semana.
Publicar un comentario